domingo, 14 de septiembre de 2008

Paisaje

La montaña interrumpe
mi paseo por la playa
esa espalda de muerto milenario,
la cabeza ahogada
y el cuello sumergido.

Me acerco a ese dorso dormido
que ha podrido la humedad
esa piel áspera, salpicada de seres cetrinos
y de rocas lustrosas como espejismos.

Un mar de otoño
se refleja en el cielo
mientras, sobre la arena caliente
la sonora del gigante se acuesta.


En el horizonte la sangre se oscurece
la luna se asoma en la humareda del cielo
ylas piedras son ahora
espejos de la cultura.

El vapor pesado de lluvia
presagia el invierno pemanente
que corona esa colina
al borde del oceano.


M. Violeta R.B.

1 comentario:

Abutita dijo...

Gracias por las palabras... Bellas letritas.

Salud amigo, besos desde Ganimedes