lunes, 15 de febrero de 2010

AAAAAHHHH


Era bueno cuando mi espíritu mantenía a mi alma encarcelada. Pero aquí heme nuevamente… sangrando por doquier. Los corazones rotos ya no laten como antes. Tienen estos espasmos convulsivos que provocan arranques de locura, obnubilación del juicio, y hasta perdida de la memoria. No remueven más que una sangre densa cargada de melancolía. Saudade si lo tomas como un renacer.
Como siempre recurrir a la actitud desinteresada. Tomar un poco de aire e intentar recordar porque estamos donde estamos, porque hemos dejado todo atrás para seguir la ilusión de un sueño; porque nada hay tan verdadero como un sueño. Y ahora que me llega el bajón del aniversario. Todo esto con una luna que no se digna a aparecer ni con Júpiter y Venus danzando alrededor del Sol. Time after time. Year after year. Y el sueño se ha desvanecido… al cabo era sólo una ilusión.
“La siento crecer en mi pecho, aburrida de remendar recuerdos, cansada de pedir limosnas a ese espíritu testarudo...“
Ya me tenía que tocar… y mis cuentos de amor nunca tienen finales felices. Están siempre empapados de un destino trágico. Por eso tienen un gusto a veces tan dulce, a veces tan vertiginoso y a veces tan estremecedor.
Me trobo a faltar algo… y no quiero averiguarlo.

"Como de otra época llegó Bella.
Este es un cuento de principios de primavera y finales de invierno. Aún escarchaba por las mañanas cuando la pudo ver por segunda vez. Era de noche, y la nieve coronó la madrugada. “La quiero” se decía Rist, “esperar?, todo lo necesario, pero como la quiero.” Los wirm de la noche revoloteaban, incitados por una multitud de enardecidos goblins danzarines. Y ahí se perdió. Un descuido, un rápido retorno a la arena y la perdió. Estaba acostumbrado a la soledad, pero algo rondaba su espíritu. ... "

1 comentario:

Atlántida dijo...

Las historias de amor más bonitas siempre tienen finales trágicos, aunque al final hagan que cada vez lata menos el corazón, sin embargo, hay algo que aunque seamos testarudos nunca se pierde: la ilusión.